Amaneció un octubre de noche

Había una vez un  pueblito,
De calles cortas y arenosas,
Ahí jugué pelota y al kiwi,
Y quedé embarrado de tierra y alegría.

En las tardes interminables reí,
Buscando formas en las nubes,
Hasta que una fue mi princesa,
Me llegaste y fui más feliz.

El cielo se oscurece y se asoman las estrellas,
Cada una una rosa,
Mi rosa, te veo claramente .
No me dejes,
No te hagas fugaz,
Brilla más por favor.

No quiero que amanezca.



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