CaRnAvAl FolKúnicO

Mis vacaciones se terminaron con un evento nuevo para mí. Las personas que me conocen sabrán que formo parte de un centro cultural: FOLKUNI. Cada año esta institución realiza un “cortamonte” a fin de marzo. Y he aquí algunas cosas que he podido rescatar:

Era sábado el día en que se realizaría nuestro carnaval, y yo, aunque no se notara en mi semblante a veces distraído (algunos dirían hasta idiota), andaba en el fondo un poco emocionado por saber cómo es que sería un carnaval en la UNI. Weno al fin llegó la tarde, pero la hora de empezar con la actividad se retrasaba. Recién llegaba el árbol. Un sauce, quién sabe si también era llorón como el Hebaristo de Valdelomar, pero noble al fin y al cabo pues se prestó para conservar la tradición del carnaval. Llegó un poquito chueco nuestro árbol, parecía querer escapar a su destino de ser dos veces cortado, morir dos veces. A pesar de todo, empezamos a vestirlo, yo les recomiendo a cualquiera que le toque hacer algo similar, vestir el árbol antes de ponerlo en pie.

De pequeño siempre me gustó ir a algunas fiestas patronales que se realizaban en un local cercano a mi casa. Me gustaban las yunzas pues veía que era como una piñata, claro que la piñata no te hace mucho daño si te cae encima ¿no? Nuestro árbol, aunque un poco raquítico, estaba bien vestido a mi parecer. Enumeraré las cosas más importantes que habían: ... habían como 2 docenas de medias, 2 audífonos, varias cosas de pláticos, vídeos, sandalias y 10 calzoncillos. Una que otra serpentina por ahí, pero igual me gustaba.

Se tocaron los temas que tanto ensayamos y hasta otros que nunca practicamos, baila
mos, hubo una buena pollada. En verdad la pasé bien, compartir con tus amigos de una manera no muy común, saltando al ritmo del santiago, de unos carnavalitos cajamarquinos, al compás de esas bandas con trompeta y saxofón y todo eso. Una experiencia bien bacán. No me imaginaba a mí mismo bailando alrededor de un sauce llorón, y darle un par de débiles machetazos como pa que llore más. Luego más compartir, más baile con esa banda que tenia trompeta, saxofón y todo eso. Y luego por fin a dormir, quién sabe si en sueños aún bailaba los carnavales huamanguinos, o peleándome por una tina de plástico o simplemente sintiéndome bien por ese día que lo tendré siempre en el calor de mis mejores recuerdos.

Comentarios

Entradas populares